Hoy es nuestro último día en las Lofoten. Ayer nos dijeron en información y turismo que podíamos tomar un ferri para ir a Bodo, y hemos decidido hacerlo para quitarnos unos cuantos kilómetros de coche. Así que hoy nos levantamos más tarde de lo habitual, sobre las 8 de la mañana.
Hoy tenemos intenciones de ir al museo vikingo, que nos pilla de paso a Moskenes, donde tenemos que coger el ferri. Este interesante museo al aire libre reproduce la vida cotidiana de los vikingos en las islas Lofoten durante la edad media. Es pequeño pero muy interesante. Tiene la réplica de una casa vikinga y un barco. La pena es que todas las actividades del museo comienzan a las 12 horas y nosotros no tenemos tanto tiempo.
Antes de esa hora partimos hacia el ferri. Al llegar a Moskenes, una hora antes de que salga el ferri, nos llevamos una sorpresa monumental. El ferri ya está completo y el siguiente sale seis horas y media después. ¿Que narices hacemos seis horas y media en un pueblo de 6 casas, una planta de elaboración de pescado y una cafetería? Cuando llega el ferri nos dicen que nos preparemos para entrar que tenemos sitio. Uf menos mal¡ pero cuando vamos a entrar resulta que han medido mal y que no hay espacio, y nos quedamos a 3 coches de entrar.
Como ya era la hora de comer, cogemos el ticket del siguiente ferri y dejamos el coche en la fila aparcado. Preguntamos donde se podía comer y nos dicen que hay un restaurante en el siguiente pueblo, Sorvagen, a un kilómetro. Así que nada, por la estrecha carretera y andando nos vamos hacía allí. Por el camino vemos un secadero grande de bacalao y nos detenemos para hacerle algunas fotos.
Por fin llegamos al siguiente pueblo, pequeño también, pero con unas casas muy bonitas y con ambiente pesquero. El restaurante es una especie de casa de pescadores y tiene la pinta de ser caro, pero estamos cansados de tanto bocata, y además no vamos a hacernos el camino inverso sin comer. Por lo tanto nos sentamos. Nos dan muy bien de comer, dos sopas de pescado, contundentes, que estaban buenísimas y luego una hamburguesa de ballena que también estaba buenísima, y que por fin podemos probar. También pedimos una ensalada que no nos la comemos y que nos la preparan para llevarnos. Para terminar la comida nos tomamos un trozo de tarta de chocolate y un café. Por todo nos clavan 689 kr, unos 70 euros, algo caro , pero para los precios Noruegos no está nada mal.
Como todavía nos queda mucho tiempo para coger el ferri nos quedamos en el restaurante hablando un rato con una camarera italiana, y que como anteriormente había vivido en Méjico dos años hablaba castellano.
Se nos empezaba a echar el tiempo encima, por lo que nos ponemos otra vez en marcha para ir al coche. Al llegar a él, los que habían aparcado detrás nuestra nos comenta que habían venido los vendedores de los ticket a ponerles un cuño en la mano. Pues nada, a buscar a los vendedores, que por cierto eran bastante antipáticos, para que nos pongan el cuño. Ya con el cuño puesto nos vamos al coche a echarnos una siesta, no tenemos otra cosa que hacer.
A las siete y media llega el ferri y somos los primeros en pasar, pero cuando voy a entrar en el ferri nos paran y nos montan el pollo porque los pasajeros deben pasar andando, para eso era el cuño. Muy bien me parece majete, pero habérmelo dicho antes, que no soy adivino.
Con las mismas Nerea se baja y tiene que pasar andando. Ya solo nos separan 4 horas de Bodo, así que aprovecho para seguir escribiendo el blog y para cenar la ensalada de esta mañana, mientras tanto, Nerea se tumba en los asientos a dormir.
Sobre las once y media llegamos a Bodo. Ahora toca buscar el hotel y descansar un rato.