Evje - Preikestolen

Por la mañana temprano, partimos rumbo a Stavanger, la noche anterior habíamos decidido hacerle caso al dueño del local donde cenamos y en lugar de ir por la costa y visitar Kristiansand cogimos la carretera 42 y fuimos directos a Stavanger, pasando por muchísimos pueblos pequeños.

Stavanger es la cuarta ciudad más grande de Noruega, lo que en un país con tan poca población quiere decir 100.000 habitantes. Es una ciudad muy acogedora, de la que recomiendo disfrutar tranquilamente paseando entre sus barrios de pequeñas casas de madera, con múltiples macetas en puertas y ventanas, con calles completamente adoquinadas.

Recorriendo sus calles se respira ese aire especial que tienen todas las ciudades portuarias nórdicas. De hecho en Stavanger es donde por primera vez en el viaje vemos algo de movimiento comercial.
Damos un bonito paseo por el Gamle Stavanger, o lo que es lo mismo el casco viejo de la ciudad. Es uno de los barrios de casas de madera mejor conservados de toda Noruega. Posteriormente fuimos al puerto, donde se pueden obsrvar los antiguos almacenes, hoy convertidos en bares y restaurantes.

Antes de seguir con nuestro viaje decidimos parar para comer algo, y como ya nos había ocurrido el día anterior las alternativas que se podían barajar no eran muchas. Un supermercado, hamburguesa, salchicha o restaurante en el puerto con precios prohibitivos. Finalmente nos decantamos por comer en una cafetería de un centro comercial situado detrás del puerto. Aquí por dos platos de pasta, hermosos eso sí, nos sablaron cerca de 30 eurakos...

Continuamos con nuestra visita a la ciudad y nos acercamos a ver la catedral, situada de cara al mar, para según dicen, dar la bienvenida a los marineros que llegaban a puerto. La catedral data del siglo XII, edificada en piedra, es simple y sobria pero muy bonita como corresponde a los templos románicos.

Y para terminar nuestra visita a Stanvanger dimos una pequeña vuelta por la orilla del lago Breiavatnet, que curiosamente se parece mucho al lago que hay en el centro de Reyjkavik.
Nos dirigimos al puerto a buscar el Ferry que nos llevaría a nuestro siguiente destino, no sin antes, perdernos durante un rato por la ciudad, con el coche en busca de algún letrero que nos indicase la dirección a tomar. Este iba a ser el primero de los muchos ferris que tomaremos en estas vacaciones. Un tranquilo viaje de 40 minutos que nos llevará directos a Tau, a los pies del fantástico fiordo Lysefjorden y el archiconocido Preikestolen, Roca del púlpito.

Nos alojamos en un refugio de montaña en la misma orilla del lago Svortingsvatnet, las vistas desde el salón donde cenamos, yo salmón noruego, son fabulosas, aunque ha empezado a llover y se ha echado un poco de niebla en la cumbre del monte, esto trastoca un poco nuestros planes, que eran subir hoy a la tarde el Preikestolen y mañana pronto salir rumbo Bergen. Pero tendremos que ascender mañana por lo que después volveremos a Stanvanger a tomar un Ferry que nos lleve directos a Bergen.

Esta vez no hemos traído el repelente de mosquitos, y aquí comprobamos que te devoran. Sobre las 22 horas empieza a levantar la niebla, buen presagio para el largo día de mañana. Pero antes Ascensión al "Púlpito"