Bodo - Oslo

Hoy nuevamente amanecemos pronto, y además con sueño puesto que ayer nos acostamos muy tarde, tenemos que coger un avión que nos lleve a Oslo. Lo primero que hacemos antes de bajar a desayunar es llamar al noruego que nos entrego el coche en Bodo para quedar con él en el aeropuerto para entregarle el coche. Quedamos con él a las 9:15 horas.

Después de desayunar nos vamos al aeropuerto, en el hotel nos han dicho que tardaríamos 3 minutos en llegar y lógicamente se han equivocado porque hemos tardado 5,ventaja de las ciudades pequeñas. Solamente nosotros nos podemos perder en un trayecto tan corto.

Eran las 9:15 y no aparece el tipo de Sixt, mejor porque tenía la intención de explicarle la mierda de coche que nos habían entregado. Y como no me apetece esperarle ni un minuto, le dejamos las llaves del coche en un buzón en la oficina de su compañía, ¡que ellos se apañen!

Una hora y media después aterrizamos en Oslo, donde tenemos todo el día para ver lo que el primer día de nuestras vacaciones no pudimos ver.
















Decidimos alquilar un coche, el hostal está a 3 kilómetros de Oslo, y así nos será más fácil movernos. Nos encaminamos a las oficinas de alquiler y después de preguntar en las 5 compañías que hay, todas nos responden lo mismo, sin reserva no tenemos coches disponibles. ¿5 compañías y ninguna tiene coche disponible? aquí es donde realmente nos damos cuenta que Noruega en cuestión de infraestructuras no está muy adelantada, ¡que hablamos de la capital Oslo! ¿y no hay coches?

Como nadie nos informa de que posibles alternativas tenemos para ir al hihostel, hacemos la locura de coger un taxi. JAMAS cagáis un taxi en Noruega. Al llegar al hihostel que resulta que estaba a 55 km del aeropuerto nos informan como ir luego a Oslo y mañana al aeropuerto de una forma más barata.

Después del susto del taxi nos cogemos un autobús que nos lleva a Oslo donde pasaremos el día. Nos bajamos en la estación de autobuses y tren para ver como tenemos que hacer mañana para ir al aeropuerto, ya que tenemos que ir en tren.

Decidimos comer en la estación en una de las muchas cafeterías que te dan sándwich para comer.
En la guía de viajes puedes leer que Noruega es un país sin apenas delincuencia, y es verdad. Pues bien, vimos como una chiflada robaba en una tienda, pero eso no fue lo que mejor amenizó la comida, sino la forma en la que actúan los guardas de seguridad de la estación. Llegaron 10 minutos más tarde a la tienda, y por como llego el más pequeño de los dos (120kg) debían venir corriendo desde Pamplona. ¡Pero si casi le da un infarto!

Al terminar de comer nos fuimos dando un paseo al puerto para coger el ferri que nos llevaría Bygdoy, donde están todos los museos. Primero vimos el museo de los barcos vikingos. El museo alberga en una gran sala tres barcos vikingos en un muy buen estado, pero nada más. No merece mucho la pena, nos ha defraudado un poco.

Al terminar la visita a este museo nos fuimos al museo de los pueblos o folkloremuseum.
El museo alberga más de 150 casas tradicionales de las diferentes zonas de Noruega, que han sido trasladadas hasta aquí, incluso tienen una iglesia en forma de pagoda que es la estrella del museo. Merece la pena ver este museo, además solo nos cobraron 2 euros por los dos.

Alrededor de las 7 de la tarde y con todos los museos cerrados, volvemos a coger el ferri que nos llevará de vuelta al centro. Ya en la ciudad, damos una vuelta por el puerto en busca de algún local en el que poder cenar, pero lo único que encontramos es comida rápida que no nos apetece lo más mínimo, o restaurantes donde tenemos que empeñar un riñón para comer una ensalada.

Y ya sobre las nueve de la noche tomamos un autobús que nos llevará de nuevo al hihostel para preparar las maletas. Mañana volvemos a casa.